Psicoterapia

Psicoterapia sistémica e integradora humanista

Combino la psicoterapia sistémica con la psicoterapia integradora humanista. Los dos enfoques dan mucha importancia a la relación terapéutica, que está basada en la confianza, el respeto y una colaboración activa. El/la cliente es el/la experto/a en su vida, yo le apoyo para (re)encontrar sus recursos.

En la Terapia sistémica se dirige la atención no solamente al individuo sino también a su entorno, es decir el sistema. Se puede tratar de la familia o la pareja tanto como del ámbito laboral o del círculo de amigos. Se involucra todo el sistema en el proceso terapéutico sin tener que estar presente en las sesiones. Las interacciones y su significado tienen gran importancia. El síntoma se interpreta como guía para saber dónde el sistema está limitado en su desarrollo. Se trata de un enfoque que se orienta en los recursos y no tanto en las debilidades.

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La Terapia integradora humanista contiene diferentes enfoques que tienen en común una visión holística sobre el ser humano. La emoción, cognición, el cuerpo, la espiritualidad y los aspectos interpersonales encuentran su lugar en la terapia. El ser humano es consciente de sí mismo. No está a la merced de sus experiencias y condiciones vitales. Puede dar forma a su vida a través de decisiones activas.

Valores, cuestiones de sentido y creatividad tienen mucha importancia. La meta de la terapia es un cambio profundo y constante. Te lleva a “libertad para” en lugar de “libertad de”.

Este modelo está influenciado por la terapia Gestalt, análisis transaccional, la terapia centrada en el cliente, Focusing, diferentes terapias corporales, trabajos de fantasía y otros enfoques humanistas.

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¿Cuándo es un buen momento para acudir a terapia?

Todo lo que te preocupa y crea malestar y de lo que crees que te lleva a no poder vivir en armonía contigo mismo/a, puede ser objeto de psicoterapia. Un buen momento para empezar terapia es cuando te das cuenta de que no estás contento/a y sientes que te ayudaría tener apoyo para conseguir más bienestar y una vida más auténtica y autorealizada.

La demanda puede variar mucho: como síntomas pueden aparecer depresiones, miedos, fobias, obsesiones, dependencias, trastornos alimentarios, estrés, hasta problemas en las relaciones, procesos de separación o dificultades de comunicación en la familia. También puede aparecer el deseo de más seguridad en sí mismo/a, una vida más plena o por (re)encontrar sentido en la vida.

Al hombre se le puede arrebatar todo
salvo una cosa:
la última de las libertades humanas
—la elección de la actitud personal
ante un conjunto de circunstancias—
para decidir su propio camino.
Viktor Frankl